12 diciembre 2011

 

Francisco Javier Vidal Barrantes: "Es una prioridad establecer lazos fuertes entre la Terapia Ocupacional española y portuguesa"


Formó parte de la primera promoción de terapeutas ocupacionales que se diplomó en la Escuela de Terapia Ocupacional de Cáceres. Fue también uno de los primeros en marcharse al país vecino, tal y como hicieron otros muchos profesionales durante los primeros años de la década pasada. Allí sigue. Allí ha ido construyendo una sólida trayectoria en la Terapia Ocupacional portuguesa.

¿Cómo llegó Javier a la Terapia Ocupacional?
Fue una historia curiosa. Era estudiante de Enfermería en la Escuela Universitaria de Enfermería y Terapia Ocupacional de Cáceres, pero después de iniciar los estudios, de pasar por las prácticas clínicas, de haber cursado la mitad de la carrera vi que no era lo que estaba buscando. Los colegas y amigos que conocí, las asignaturas, los profesores, el ambiente en la Universidad, todo era fantástico pero, no sé, no me identificaba como enfermero. Es una carrera muy interesante, pero no para mí. Al principio me costó mucho aceptar esta realidad. Había invertido mucho esfuerzo y dinero, pero no podía continuar engañándome. Tuve que decidirme y anulé la matrícula. Recuerdo que ese día fui a la Universidad con una sensación “agridulce”, por un lado me sentía frustrado pero por otro lado estaba aliviado. Cuando llegué a la secretaría para anular la matrícula, vi anunciado que se iniciaría el año siguiente una nueva carrera en la Escuela, una carrera de la que nunca había oído hablar, Terapia Ocupacional. Comencé a leer y me dije “Qué interesante, pero si es esto lo que siempre había buscado”. Y así fue. Conseguí entrar al año siguiente, en la primera promoción de terapeutas ocupacionales de Cáceres. Lo digo muchas veces: ese día estaba destinado para mí. A partir de ese momento mi vida comenzaría a tener un nuevo rumbo profesional, y lo que es más importante, también personal.

¿Cómo ha sido tu trayectoria de estos años de trabajo y, también, de estudio, de formación en Portugal?
   En el último año de la carrera tuve la gran suerte de comenzar a trabajar como investigador gracias a una beca de iniciación a la investigación concedida por la Universidad de Extremadura. Formé parte de un equipo de investigadores en la propia Escuela. Fue un trabajo interesante que me permitió conocer las bases de algo en lo que continuaría posteriormente, la investigación.
   Cuando terminé la carrera, en julio de 2001, fueron muchas las ofertas de trabajo que me propusieron en España. Envié cientos de currículums para todas las Comunidades. En esa época comenzaba el boom de los terapeutas ocupacionales en las residencias geriátricas. Sin embargo, un familiar que estudió conmigo Enfermería y que estaba trabajando en Portugal me comentó que estaban buscando muchos terapeutas en ese país. La carrera era bien conocida, por lo menos dentro del mundo socio-sanitario y los terapeutas gozaban de un gran reconocimiento profesional. Y así fue. No tenía nada a perder: conseguí en internet la dirección de la Asociación Portuguesa de Terapeutas Ocupacionales y ahí conocí a la representante nacional de los estudiantes de Terapia Ocupacional. Después de intercambiar muchos e-mails con la colega Marta, ahora mi mujer, comencé a tener una noción más clara de cómo estaba el mundo de la profesión en Portugal. Marta me invitó a ir a la Escuela de Terapia Ocupacional de Alcoitão, donde estudiaba su último año de la licenciatura de Terapia. Allí, acompañado por dos colegas también de la primera promoción de Cáceres, conseguimos más de 100 ofertas de trabajo. Fue impresionante ver cómo la Terapia Ocupacional en Portugal no tenía paro. Había un libro lleno de ofertas de trabajo en la secretaría de la Universidad. En la Escuela, además de conocer a Marta, tuvimos la suerte de conocer a grandes profesionales de la terapia. Envié los currículums y fue algo impresionante: 15 días después me contactaron de más de 20 trabajos diferentes.  Fui a Braga, comencé a trabajar con las Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús, abriendo el departamento de terapia en este hospital psiquiátrico y estuve allí año y medio. Después continué también con las Hermanas, en este caso como formador ocupacional en un proyecto muy interesante de profesionalización a personas con experiencia en enfermedad mental. Pasado poco tiempo, me propusieron colaborar en una escuela de educación especial. No me lo pensé dos veces: era una nueva área de intervención para mí, tenía mucho que dar y aprender. La experiencia fue realmente impresionante. Adoré estar allí. Las condiciones de trabajo (recursos humanos y materiales) eran fabulosas y la relación con todo el equipo profesional de la asociación fue algo que me agradó inmenso. Sin embargo, una vez más me ofrecieron otro trabajo, también en salud mental, en este caso, en un pueblo cerquita de Braga llamado Barcelos: Casa de Saude Sao João de Deus, donde ejerzo como terapeuta desde el año 2005. Durante todos estos años tuve la gran suerte de participar en varias jornadas, como orador y como oyente, abriéndome camino profesional en Portugal. Reconozco que el hecho de ser extranjero, pues fui, creo yo, el primero o segundo español trabajando como terapeuta ocupacional en Portugal, el hecho de haber ido a una de las Escuelas de Terapia Ocupacional a buscar trabajo, de conocer a profesores con los que mantengo una relación próxima,  fue algo que facilitó este camino. Poco después de estar aquí, pedí la “Cédula Professional de Terapeuta”, documento que nos permite trabajar legalmente como tal y solicité también el reconocimiento de mi título de Diplomado. No tuve ningún problema en tener la cédula, sin embargo, con el reconocimiento del título académico tuve algunas dificultades, pues los planes de estudio son diferentes en los dos países. En esa época, la carrera tenía 240 créditos en Portugal, 60 créditos más que los que cursábamos en España. Como siempre tuve la intención de continuar estudiando y visto que era difícil acceder a una de las dos Facultades que existían aquí, tuve que buscar otras formas de “equiparar” mi título con el grado portugués. Cursé un Máster de Terapia Ocupacional en Salud Mental en la Universidad de Castilla la Mancha, que me permitiría equipararme, en número de créditos, a los Terapeutas portugueses y realicé un Máster Oficial en la Universidad Católica Portuguesa en Rehabilitación Psicosocial, que me permitiría acceder al Doctorado de la Universidad de Vic. En medio de todo esto, solicité formar parte como docente universitario en una universidad privada de Terapia, ahí continúo también, como profesor y responsable de 3 unidades curriculares. En medio de todo esto, tuve la gran suerte de conocer personalmente a grandes terapeutas de nombre internacional y participar en varias formaciones avanzadas organizadas por diferentes escuelas portuguesas y españolas.


Aunque sigues en contacto con las derivas que la Terapia Ocupacional está teniendo en España. ¿Cómo se percibe esta evolución desde allí?
Aquí en Portugal, se habla que la Terapia Ocupacional en España ha dado grandes pasos en estos últimos años. Los españoles somos conocidos por trabajar muy bien en la geriatría y en la psiquiatría, sin desmerecer las otras áreas. De hecho, son utilizados, en muchas de las universidades, algunos de los libros de terapia ocupacional escritos por profesionales españoles y como sabemos, existe una mayor cantidad de literatura de Terapia en estas dos áreas de intervención. Se ve también, con alguna preocupación, el hecho de existir tantas Universidades, pudiendo dar lugar a paro en la profesión o a trabajos precarios por exceso de profesionales en esta área. De todas formas, es de alabar el esfuerzo que las diferentes asociaciones de Terapia Ocupacional en España han hecho para que nuestra profesión sea conocida, reivindicando leyes que legislen nuestras funciones; también por crear los diferentes colegios profesionales. A pesar de esto, existen algunas dificultades para comprender el por qué de tantos colegios y asociaciones de Terapia en España. Existe la imagen de que somos muy dinámicos, se ofrecen muchas formaciones específicas para los terapeutas, máster, postgrados, encuentros, jornadas; algo que en Portugal, hasta este momento, es un poco más complicado de concretizar. En España la Terapia Ocupacional ha crecido mucho gracias también a las evidencias de la práctica profesional, al hecho de existir estudios y artículos importantes con resultados favorables, lo que sirve de incentivo para continuar investigando y escribiendo.

¿Cuál es la situación de nuestra profesión en el país vecino?
    La verdad es que cuando llegué a Portugal me encontré con una Terapia Ocupacional muy desarrollada, profesionales altamente cualificados, con una intervención con grandes estándares de calidad. Es importante recordar que la formación de base para los terapeutas, desde hace muchos años, era licenciatura, lo que permitía un mayor número de horas en contacto con los clientes a través de las prácticas clínicas. El estudiante era y es obligado a pasar por todas las áreas de intervención clínica, además de realizar un estudio de investigación en el último año, algo que ya comienza a ser habitual también en España con la introducción del Grado. El hecho de haber existido, hasta hace 3 años atrás, dos escuelas de Terapia Ocupacional, permitía que todos los estudiantes, cuando terminaban los estudios, consiguiesen encontrar fácilmente trabajo. De hecho, muchos de los terapeutas trabajaban en diversas áreas, conseguían conciliar el trabajo en diferentes instituciones. En estos últimos años, hemos asistido a un boom académico de la profesión, se han abierto más universidades públicas y privadas que imparten el título de Terapeuta Ocupacional. En principio, este hecho puede ser interpretado de una forma positiva, es decir, con la existencia de más terapeutas, se pone de relieve la necesidad de esta intervención, lo que lleva a la contratación de profesionales. Por otro lado, también se corre el riesgo de existir más terapeutas que de ofertas de trabajo, algo que ya comienzan a sentir los recién licenciados. En Portugal, las áreas de rehabilitación física, pediátrica y neurológica son las que absorben un mayor número de contratos para terapeutas ocupacionales. Estas áreas están muy desarrolladas. Sin embargo, la salud mental, a pesar de existir una base teórica importante y muy actualizada, se debate con un gran problema en este momento: la imprecisión de las leyes en relación a la asistencia psiquiátrica. Por tanto, las políticas de salud mental no acompañan el desarrollo de nuestra profesión en esta área, estudiamos conceptos y técnicas contemporáneas que, muchas veces no pueden ser puestas en práctica, precisamente porque la legislación nunca es precisa, lo que nos lleva a tener que cambiar nuestras praxis en función de todo aquello que se legisla y que, muchas veces, no está a favor de nuestros paradigmas de intervención. En estos últimos años, asistimos a un boom en la Terapia Ocupacional Gerontológica, debido, ahora sí, a legislaciones que comienzan a evidenciar la necesidad de una intervención específica y más dirigida a este tipo de población. El problema está en que, al existir muchas carreras en las áreas sócio-sanitarias, existen muchos profesionales que “intentan” apoderarse de nuestras funciones. Esta situación se debe, en gran parte, al desconocimiento que todavía existe, en algunos sectores asistenciales, en relación a la Terapia Ocupacional y también, a la imposibilidad, por veces, de los propios terapeutas ocupacionales en Portugal de reivindicar sus propios derechos. Quiero decir con esto lo siguiente: continuamos siendo pocos, nuestra Asociación Profesional, a pesar de realizar un excelente trabajo en la defensa y divulgación de la profesión, no consigue responder a todas las necesidades. Últimamente se habla en la necesidad de crear un colegio profesional en conjunto con todos los profesionales que constituimos, lo que aquí se llama “Técnicos de Diagnóstico y Terapeútica”, que engloba muchos otros profesionales sanitarios. Esta situación es defendida por muchos, pero también criticada por otros.

Pese a que en los últimos años se ha venido intensificando la relación de Extremadura con Portugal, los vínculos entre los terapeutas ocupacionales son sumamente escasos. ¿Qué posibilidades de creación de redes crees que se podrían establecer?
   Considero que tiene que ser una prioridad el hecho de establecer lazos fuertes entre la Terapia Ocupacional española y portuguesa. De hecho, tenemos excelentes profesionales en la península ibérica que nos pueden ayudar a enseñar nuevas técnicas, nuevas formas de trabajar.  Hoy en día es fácil, disponemos de medios de comunicación que nos permiten ponernos en contacto rápidamente unos con otros. Pienso que esta relación tiene que comenzar en la universidad. Es allí donde se comienza a formar el terapeuta, es allí donde se modela la forma de pensar del estudiante. Nada mejor que ofrecer al alumno la experiencia de diferentes profesionales en diferentes países. Es una forma de mostrar que la Terapia Ocupacional tiene una filosofía común. Por muy diferentes que sean las políticas entre unos países y otros, nuestros paradigmas son iguales, idénticos, todos nosotros conseguimos entender un mismo lenguaje. Se deben potenciar los Erasmus y las intercambios entre estudiantes y, cómo no, entre profesores. Se deben realizar más congresos ibéricos, organizado entre los dos países. Sé que la APTO, Asociação Portuguesa de Terapia Ocupacional está siempre abierta a cualquier iniciativa. Somos pocos, pero dinámicos. ¡Desde ya, me comprometo a ayudar! 
Una entrevista realizada  por  Pablo A. Cantero

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08 diciembre 2011

 

Dependientes en situación de alerta

Su futuro está en el aire, pendiente de que se aprueben o no los presupuestos que el equipo de gobierno de José Antonio Monago ha presentado para 2012. No saben si podrán continuar recibiendo ayuda por tener la mala suerte de no poder vivir con independencia o si ni siquiera podrán llegar a estrenarla, en el caso de que la hayan solicitado y todavía no se haya resuelto el informe que evalúa el grado en el que necesitan de otros para que sus días sean un poco más llevaderos.
Se trata de 32.237 extremeños que son ancianos, discapacitados o están afectados por deterioro mental o cognitivo; de ellos 18.249 ya cuentan con apoyo económico, según los últimos datos del Ministerio de Sanidad, mientras que 9.119 están pendientes de que se resuelva la evaluación y otros 4.869 esperan todavía someterse a ese informe.
Los que ya cuentan con ayuda podrían sufrir retrasos en las revisiones con las que se controla su estado y la necesidades que según su estabilización o empeoramiento requieren. Es la misma consecuencia que podría afectar tanto a quienes esperan resultados como a aquellos que aguardan ser llamados a examen.
El panorama pinta todavía peor cuando se conoce que el 78 por ciento de los dependientes extremeños tiene más de 65 años y el 52 por ciento más de 80, según datos del Servicio de Atención a la Dependencia, con lo que está claro que el tiempo no juega precisamente a su favor.
Puertas que se cierran
La voz de alarma la han dado los equipos de terapeutas y trabajadores sociales que se dedican a evaluar el grado de dependencia. El borrador de las cuentas regionales para el año que viene prevé un tijeretazo del 83 por ciento en sus cuentas, de manera que su futuro se encuentra tan pendiente de un hilo como el de las personas a las que se encargan de evaluar. ¿Quién va a realizar las valoraciones? ¿Y los informes sociales y el programa individual de atención? ¿quién lo negociará con el ciudadano? Son preguntas que se hacen en voz alta los representantes de un colectivo que agrupa a un centenar de personas, entre terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales y personal dedicado a la gestión de las prestaciones y servicios que recoge la propia ley. Hay que contar además con el efecto rebote que la rebaja presupuestaria tendría también en el centenar de empresas que se mueven dentro del sector de la dependencia en la comunidad autónoma.
Esos equipos son la puerta de acceso a los beneficios que recoge una ley que en el caso de Extremadura cuenta con una demanda mensual de 1.000 personas, según sus propios datos. «Reducir el gasto en equipos de valoración supone cerrar las puertas a las personas en situación de dependencia por un lado, mientras que por otro se frena de una manera importante la generación de empleo», señalan en una nota remitida a este diario.
Les queda la esperanza de que «los presupuestos se hayan realizado con premura y que existan fallos que es preciso analizar y se subsanen, como ha ocurrido con la partida de Educación». Mantener su empleo es su gran preocupación, pero les inquieta también cómo se verán afectados aquellos que necesitan una atención especial y podrían quedarse sin ella.

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Un 82% menos en el presupuesto de los equipos de valoración de la dependencia en Extremadura

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01 diciembre 2011

 

El Colegio de Terapeutas Ocupacionales denuncia un recorte del 82% en el presupuesto de los equipos de valoración de la dependencia


El anteproyecto de Presupuestos Generales para 2012 presentado el pasado lunes por el consejero de Economía y Hacienda del Gobierno de Extremadura, Antonio Fernández, incluye un recorte de más del 82% en la partida destinada a los equipos de valoración de la dependencia. La partida pasa de los 2.397.007 euros con los que se ha contado en 2011 a tan sólo 418.914 euros.

Los equipos de valoración de la dependencia, son equipos multidisciplinares configurados por Terapeutas Ocupacionales y Trabajadores Sociales, cuya competencia es aplicar el baremo de valoración que determina el grado y nivel de dependencia, así como emitir o elaborar el informe social. Los equipos se encuentran ubicados en toda la geografía extremeña existiendo uno por cada zona socio sanitaria.

Para Pablo A. Cantero, Presidente del Colegio Profesional de Terapeutas Ocupacionales de Extremadura (COPTOEX), “es intolerable un recorte de semejantes dimensiones en los equipos de valoración. De llevarse a cabo, haría prácticamente inviable el sistema de atención a las personas en situación de dependencia ocasionando un colapso de enormes dimensiones en el reconocimiento de los derechos así como en la prestación de los recursos y ayudas que las personas dependientes necesitan”.

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