29 septiembre 2011

 

Cuando comienzo cada nuevo curso



"Cuando comienzo cada nuevo curso y enfrento las caras de los estudiantes de primero (a los que tengo la suerte de dar clase), siempre cuento el mismo rollo, que por repetido ya me suena a hueco. Les sugiero que desde los primeros días reflexionen sobre qué estudiantes desean llegar a ser, qué harán con sus días en la Universidad, qué vínculos construirán con sus compañeros, qué huella quieren dejar a su paso, qué testimonio darán de ellos sus profesores, sus vecinos y la ciudad que habitarán en los próximos años. Les planteo que no dejen para mañana lo que ya pueden empezar a construir hoy: sus sueños e ilusiones respecto a su profesión. Les digo que nadie puede certificarles en un papel gris el terapeuta ocupacional que llegarán a ser, qué su acreditación futura constatará los conocimientos y las competencias que han adquirido, pero jamás la vivencia original –tanto en el sentido de inicial, como de singular, personal- que constituirá el germen de su forma de entender la salud, la ocupación y, lo que es más importante, su visión de los pacientes que les esperan en un futuro próximo, con la esperanza de que les ayuden a mejorar su salud y a llevar una mejor calidad de vida. Siempre les digo que hoy empieza todo, que lo que decidan hacer hoy es el forjado sobre el que descansará su profesión en el futuro. En definitiva, que ellos son el futuro de la terapia ocupacional en nuestro país."

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12 septiembre 2011

 

Kronenberg: "Doing well together” (y 2)



Terapeutas Ocupacionales Sin Fronteras se define a sí mismo como un movimiento. Movimiento que lejos de los circuitos institucionales está generando sinergias muy interesantes, que incluso plantean la emergencia de nuevos paradigmas. ¿Cómo crees que viven las grandes organizaciones y asociaciones de terapeutas ocupacionales la existencia de un movimiento "libre" que genera conocimiento al margen del circuito tradicional? y ¿Cómo consideras que deberían articularse unos y otros circuitos, si es que esto es posible?

En primer lugar, haciendo necesariamente justicia con los procesos históricos, en 2008 nuestros colegas estadounidenses Gelya Frank y Ruth Zemke identificaron y explicaron la “Terapia Ocupacional Sin Fronteras como un oportuno movimiento (social)”. Antes, nosotros nos habíamos referido principalmente a ello como una red internacional informal de terapeutas ocupacionales proactivos que libremente y de forma espontánea se conectaban y colaboraban a través de Internet (principalmente utilizando el correo electrónico, hoy en día también a través de facebook y Youtube).

Supongo que por “grandes organizaciones de Terapia Ocupacional” os referís a la WFOT, sus grupos regionales CLATO (América Latina), COTEC (Europa), OTARG África, Grupo OT Asia-Pacífico y a las asociaciones nacionales de terapeutas ocupacionales. Una respuesta a su primera pregunta tiene que hacerse sobre la base de reconocer el propósito/mandato principal de estas instituciones de profesionales; por ejemplo, representar y promover los intereses de sus miembros.

Estas entidades sociales sólo son relativamente autónomas en la determinación de su identidad colectiva y de sus acciones. Están ampliamente integradas a nivel local en estructuras mundiales que están impulsadas por la racionalidad política conservadora del neoliberalismo, que abarca el individualismo, el consumismo, el “libre” mercado, globalización, etc. Esto se operativiza a través de tecnologías -que abarcan formas de transmisión tanto discursivas como no-discursivas, así como las políticas, los medios de comunicación y los textos académicos, los programas financiados por el Estado, la promoción de productos de consumo y las actuaciones sobre uno mismo. Como afirma Rudman idealizando modos particulares de entender y actuar sobre el cuerpo, el pensamiento, la conducta y el alma. En otras palabras, el neoliberalismo promueve activamente la producción de  "subjetividades" particulares y, por lo tanto, "las ocupaciones" (incluyendo las prácticas "convencionales"  de Terapia Ocupacional) van a favor de sus intereses. En consecuencia, lo que la Terapia Ocupacional es (o a lo que se acerca) junto con  lo que la Terapia Ocupacional podría llegar a ser describe esencialmente un proceso político, es decir, una historia continua de conflictos y de cooperación entre las diferentes partes interesadas.

Para ilustrar esto, los "circuitos institucionales" a los que os referís, en un intento de avanzar en la consecución de los intereses de sus miembros (por ejemplo, "mejorar las condiciones de trabajo”) y para responder a "las instrucciones de sus conductores” (“bailar al ritmo de neoliberalismo"), parecen impulsar una dura agenda sobre la “Práctica-Basada en la Evidencia”, argumentando que la supervivencia de nuestra profesión depende de ello. En el otro extremo del continuo, el movimiento de los “Terapeutas Ocupacionales sin Fronteras” propone que la Terapia Ocupacional es esencialmente el conjunto de una "Practica-Basada en las Posibilidades", lo que genera la “Evidencia-Basada en la Práctica”, y complementa la "Práctica-Basada en la Evidencia".

Personalmente creo que nuestra principal preocupación debe ser convertirse en más relevantes y responder a las necesidades ocupacionales de nuestras sociedades. Esto requiere que nuestro punto de vista profesional sobre la salud deba ampliarse hacia otros términos como la promoción de la salud, incluyendo los determinantes sociales de salud. Imagino que asumir colectivamente este compromiso y esta inversión permitirá a nuestras prácticas no solo sobrevivir, sino en última instancia, también prosperar. Por lo tanto, los "circuitos institucionales” podrían considerar de manera más consciente construir y mantener colaboraciones estratégicas con los movimientos que surgen de las periferias de nuestras sociedades, lo que enlaza con Boaventura de Sousa Santos, llamando a generar  “epistemologías [y prácticas] del Sur”.

        
En esta misma línea, una de las ideas que propones es que la justicia ocupacional pueda traducirse en la práctica para que la Ocupación sirva para crear el “bien común juntos”  ("doing well together”). Esto parece muy en línea con lo que se propone desde otros movimientos sociales en contraposición al estado del capital y la dictadura de los mercados ¿Crees que la justicia ocupacional puede tener conexiones con el movimiento del 15M español? ¿Cómo explicarías una reacción ciudadana como la del 15M desde el punto de vista ocupacional?

Sí, estoy totalmente de acuerdo con vuestra interpretación relacionando el "doing well together” o el “hacer el bien común juntos” con el concepto de "justicia ocupacional” y creo que puede articularse sinérgicamente con las propuestas que han puesto de relieve los movimientos sociales contemporáneos. Resulta un ejercicio especialmente relevante y útil la aplicación de este objetivo al trabajo desarrollado por el movimiento 15M.

Si me lo permitís, me gustaría explicar las reacciones ciudadanas a través de otra lente profesional que emerge de los países del Sur y que postula la existencia de una "conciencia ocupacional". Dicho termino fue acuñado por Ramugondo en 2009 en un doctorado, e inspirado por la “conciencia política” de Frantz Fanon y la filosofía del Movimiento de Conciencia Negro (Biko). Se refiere a "una toma de conciencia continua acerca de la existencia de dinámicas hegemónicas, la apreciación del papel de las ocupaciones de la vida diaria, individuales y colectivas en la perpetuación de dichas prácticas hegemónicas, y una evaluación de sus consecuencias resultantes para el bienestar de individuos y el colectivo". “Conciencia ocupacional” parece un término apropiado y útil para analizar y explicar las reacciones ciudadanas a través de esta perspectiva, y de hecho podría ayudar a investigar y comprender mejor los “levantamientos” y nuestra contribución y posición con respecto a los mismos.


En nuestra experiencia Venezolana pudimos experimentar en primera persona el potencial transformador de los jóvenes terapeutas ocupacionales. A una escala mucho mayor los jóvenes del norte de África lideran procesos de cambio en busca de la conquista de sus derechos. Hoy que tan de moda está lanzar mensajes a los jóvenes... ¿qué le dirías a los nuevos terapeutas ocupacionales españoles?

No estoy convencido de que lo que hemos presenciado en Venezuela (y en el mismo sentido en el congreso de la WFOT en Chile 2010) refleje "el potencial transformador de los jóvenes terapeutas ocupacionales". No sé, parecía ser tal vez una rudimentaria expresión colectiva de descontento con ‘formas de vida demasiado individualistas’, una manifestación de la energía colectiva/de vibraciones positivas, la necesidad de experimentar un sentimiento de pertenencia, el deseo de contribuir a una causa común. Fue sin duda una lección de humildad poder alentar al compromiso con nuestros compañeros en Caracas.

Cuando los levantamientos del norte de África derrocaron con éxito al líder político tunecino Ben Ali y el presidente de Egipto Mubarak (Libia, por supuesto, representa otra historia), experimenté flashbacks de la euforia inicial vivida cuando el muro de Berlín cayó en 1989. Aunque significativos, estos eventos son meros acontecimientos en el tiempo; marcan el final de una época en particular y el comienzo de un tiempo nuevo. La historia humana parece ser un espacio socio-político en constante construcción. En la medida en la que todos nos podemos ver a nosotros mismos como co-autores a través de lo que hacemos a diario, individual y colectivamente, parece influir el bienestar de nuestro “aldea global” en su conjunto.

Esto parece requerir la necesidad de que tomemos mayor conciencia de nosotros mismos, de lo que somos como seres humanos y de en qué medida lo que hacemos todos los días en realidad reafirma tanto nuestra humanidad como la de los otros. Tenemos, además, que ser mucho más considerados en el trato y la interacción con nuestro hábitat planetario.


Desde hace un tiempo incides en la existencia de múltiples terapias ocupacionales, en la riqueza de la diversidad y en la necesidad de nutrirse de la sabiduría local para resignificar la Terapia Ocupacional en cada contexto. En este sentido hablas de la ética de Ubuntu como algo característico a tener en cuenta en el contexto Sudafricano. ¿Qué es Ubuntu? y ¿crees que existe algo de Ubuntu que pueda ser "exportable" y enriquecedor para otras formas de hacer Terapia Ocupacional en otros contextos?

Sí, tiene sentido que el reconocimiento de la “riqueza de las diversidades locales” que se manifiestan en nuestro mundo implique que no sólo pueda existir un  monocultivo (una ‘singularidad’) de la terapia ocupacional, sino más bien, como sugerimos: “una ecología (una ‘pluralidad’) de prácticas basadas en la ocupación”. Es un hecho histórico sabido que la profesión desde su nacimiento, hace casi un siglo, se ha desarrollado y exportado desde las sociedades del Norte y el Oeste (Estados Unidos, Inglaterra), pero esto no quiere decir que, en términos generales, las interpretaciones alternativas de crecimiento local no deban y puedan producirse.

Por ejemplo, mientras que la Terapia Ocupacional como la conocemos, se dice que está basada en los ideales del humanismo, tal vez la identidad de los terapeutas ocupacionales africanos podrían guiarse por la ética africana de Ubuntu. Nuestra comprensión preferida sobre Ubuntu fue adquirida a través de Van Marle y Cornell que se aproximaron al concepto como una construcción en evolución, que requiere constantes respuestas a la realidad actual: Ubuntu en un sentido profundo, implica una ética interactiva, o una orientación óntica en la que “el quién” y “el cómo” podemos ser los seres humanos se construye siempre en interacción con los demás. Esta ética no es entonces una forma simple de comunalismo o de comunitarismo, si se quiere explicar con esos términos la prevalencia de la comunidad sobre el individuo. Lo que está en juego aquí es el proceso de construcción del ser humano, o cómo a uno se le da la oportunidad de convertirse en un ser humano en el sentido absoluto del término. La comunidad no es algo “fuera”, una entidad estática que se encuentra en contraposición a las personas. La comunidad es sólo como es la existencia continua de aquellos que la componen, una frase que usamos deliberadamente. La comunidad, entonces, siempre se forma a través de una ética de estar con otros, y esta ética es a su vez evaluada por la forma en que faculta a las personas. En un proceso dinámico la persona y la comunidad siempre están en el transcurso de llegar a ser. Los individuos se individualizan a través de su compromiso con los demás, y su habilidad para vivir de acuerdo con sus capacidades se encuentra en el corazón de cómo las interacciones éticas son juzgadas.

¿Qué les parece? ¿Tiene todo esto resonancias con sus interpretaciones y experiencias sobre la salud y el bienestar? ¿Saben de otras perspectivas locales y conceptos (en idiomas distintos del inglés), que valga la pena explorar para producir discursos y prácticas que pueden permitir una mayor "conectividad" con la diversidad de nuestro mundo?

Una entrevista realizada y traducida por Daniel Emeric y Pablo A. Cantero


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05 septiembre 2011

 

Kronenberg: "El espíritu de la Terapia Ocupacional es la música que hace que merezca la pena vivir" (I)



¿Cómo llega Frank Kronenberg a la Terapia Ocupacional? ¿Qué es lo que más destacarías de tu etapa como estudiante?
Para responder a esta pregunta me gustaría hacer una distinción entre ser un “terapeuta ocupacional en espíritu” (con "capacidad para escuchar la música de la ocupación") y ser un “terapeuta ocupacional profesional" ("un instrumento"). Creo que entre ambas existe una especie de tensión saludable, un potencial creativo. Me explico…

De manera retrospectiva, creo que nací con y me crié en el “espíritu de la Terapia Ocupacional”. Me considero a mí mismo un “aficionado”, un aprendiz a lo largo de la vida de ese espíritu, dado que soy “ocupasiónal” (“occupassionate”) tanto en la participación como en la comprensión de quiénes somos las personas y por qué hacemos lo que hacemos a diario. Básicamente, el “espíritu de la Terapia Ocupacional” es la música que hace que merezca la pena vivir. Mi decisión de estudiar esta profesión (¡A los 31 años!) fue impulsada por la necesidad de encontrar palabras, de encontrar un lenguaje, al igual que otras herramientas que me permitiesen dar sentido y participar de una manera significativa junto con otros en nuestra historia colectiva.

Después de graduarme como maestro de educación infantil en los Países Bajos (¡A los 19 años!), no me sentía suficientemente preparado para educar a niños en la escuela primaria. Quería lograr una mejor comprensión de la “gran pintura del mundo” en la cual se despliegan tanto nuestras vidas como la educación.

Así es que lo que comenzó como un año de experiencia de trabajo en un Kibutz (Israel) y en un campamento de verano en Estados Unidos, se convirtió en una gran bola de nieve de más de 10 años viajando y trabajando alrededor del mundo en iniciativas relacionadas con la educación, la promoción de la salud o el desarrollo comunitario: en Pakistán/India (personas con problemas mentales), Nueva York / Estados Unidos (niños y adultos con discapacidades físicas; jóvenes en situación de riesgo), y México (“niños de la calle”). Estos intensos y diversos niveles de exposición han ampliado aún más mis intereses de estudio. Cuando encontré que la Terapia Ocupacional podía dibujar libremente utilizando una amplia variedad de campos de conocimiento, contribuyendo de un modo pragmático a las necesidades de las personas, me matriculé en la Universidad Zuyd (Holanda).

Una de las principales cosas que destacaría durante mi formación como terapeuta ocupacional es que,  aparte de ser más de 10 años mayor que la mayoría de mis compañeros y contar con la “experiencia de mundo” que uno ya llevaba, es que tenía una misión. Sabía lo que el estudio de la Terapia Ocupacional tenía que ofrecerme, deseaba aprender cómo contribuir de manera significativa a la superación de la situación de los (así llamados) “niños de la calle”. Eso sí, esta misión estaba inspirada en gran parte por la visión de los padres y madres fundadores de la profesión, y aunque mi formación era sólida, me educaron en una perspectiva más bien estrecha de la Terapia Ocupacional. Básicamente se preparaba a los estudiantes dentro de un modelo de la salud predominantemente médico destinado a las prácticas institucionales y privadas. Como podéis imaginar, al analizarlo desde un ejercicio retrospectivo, esto causó las habituales tensiones y “saludables” conflictos (tanto internos como externos) con respecto a si lo que aprendía era Terapia Ocupacional o algo más cercano al Trabajo Social, la Psicología (social), la Antropología y/o a la Política.

Sin embargo, durante el tercer año, en unas prácticas durante cinco meses en una escuela para el aprendizaje temprano en el Bronx/New York (en la que se realizaban intervenciones basadas mayoritariamente en el enfoque de la Integración Sensorial) con niños pequeños que habitualmente procedían de “familias desestructuradas” de “vecindarios empobrecidos” se reafirmó mi punto de vista original sobre la Terapia Ocupacional, que tiene que (llegar a) ser una práctica basada en la ocupación (más) comprometida socialmente. Mi tesis final de año, “Terapia Ocupacional con niños de la calle” en la ciudad de México, fue probablemente el “capítulo” más significativo de mis años de estudiante. Esto me permitió un acercamiento (en mi narrativa ocupacional) del “espíritu de la terapia ocupacional" y "la práctica de la terapia ocupacional”.

El encuentro con Salvador Simó, que era uno de los participantes en esta investigación, confirmó además que mi viaje iba por un buen camino.  Me invitó a unirme a su Asociación Delfín, que más tarde se convertiría en lo que hoy se entiende como un movimiento en todo el mundo, “Terapeutas  Ocupacionales sin Fronteras”, que ha producido una serie de (innovadoras) publicaciones internacionales.

    
Junto con otros compañeros, defiendes que la Terapia Ocupacional debe ejercerse desde una perspectiva más social, y sin embargo, no parece que esta sea la filosofía dominante del colectivo. ¿Por qué crees que sucede esto? ¿Cuáles son los fundamentos que te hacen seguir defendiendo con tanta pasión la dimensión social de la terapia ocupacional?

En primer lugar, creo firmemente que los humanos somos seres interdependientes, “animales socio-políticos”. Quién soy yo,  lo que valoro y aquello que trato de defender en mi vida cotidiana se ha visto fuertemente influenciado por dónde vengo, el contexto socio-político en el que crecí, las interacciones con, por ejemplo, mis padres y hermanos, amigos, los clientes de la panadería de mi familia, la educación que he disfrutado así como una amplia exposición a las interacciones con una diversidad de personas y situaciones. Sería absurdo ignorar el desarrollo socio-histórico de nuestras experiencias cotidianas tanto a nivel individual y colectivo. Cuando tratamos de dar sentido a nuestro "instrumento de cambio" (la Terapia Ocupacional), son muchas las lecciones pertinentes que se pueden extraer de esto, algo que no permitiría una actitud (demasiado) individualista.

En segundo lugar, destacaría una amplia evidencia empírica de la influencia de los  determinantes sociales de la salud –esto es,  las condiciones en las que las personas nacen, viven, trabajan que, junto con  la edad y el sistema sanitario, son los principales responsables de las desigualdades en materia de salud-, es decir, las diferencias injustas y evitables en el estado de salud que se observan en y entre países. Estas circunstancias están determinadas por la distribución groseramente distorsionada del dinero, el poder y los recursos a nivel mundial, nacional y local. Tenemos la responsabilidad ético-política de tener en cuenta estas realidades, en  el aprendizaje, la investigación y la práctica de la Terapia Ocupacional.

En tercer lugar, si el documento de posición en Derechos Humanos de la WFOT - que reafirma el carácter político de nuestras prácticas- , vale más que el papel en el que está escrito, significa que todos los seres humanos tienen capacidades diferentes y merecen la oportunidad de contribuir de manera significativa al bienestar de los demás, entonces esto requiere un cambio de perspectiva (paradigma), desde el estudio y comprensión de la ocupación humana más que desde una perspectiva individualista (exclusivamente dirigida a los intereses de una minoría de personas, a nivel mundial y local) hacia un enfoque que descubre y pone en funcionamiento interpretaciones más colectivas o sociales.

Para contribuir a este discurso emergente de una orientación (más) social de la Terapia Ocupacional, en el Congreso de la WFOT 2010 en Santiago de Chile nosotros presentamos el concepto de “ocupación colectiva”, que operativamente podemos definir como “Ocupaciones que son llevadas a cabo por grupos, comunidades y/o poblaciones en situaciones cotidianas, y que pueden reflejar una necesidad de pertenencia, una intención colectiva hacia la cohesión o la disfunción social y/o la promoción o la evitación de un bien común”.


Sin duda, el contexto y la historia personal marcan la forma en la que entendemos el significado de la ocupación ¿Cómo crees que ha influido Sudáfrica en tu forma de ejercer y teorizar la disciplina?

A decir verdad, nunca me había imaginado que un día iba a estar llamando a Sudáfrica mi nuevo hogar (yo soy originariamente de los Países Bajos). Pero, curiosamente, esto parece haber desempeñado un papel clave en la acuñación de la controvertida noción de  "apartheid ocupacional". En el congreso de la WFOT celebrado en 2002 en Estocolmo / Suecia, dos colegas de la Universidad de Ciudad del Cabo vieron este término en el póster de unos estudiantes. Sólo acerté a pasar cuando se pronunciaron al respecto, lo que provocó una enérgica conversación. Nos parecía que compartíamos puntos de vista similares sobre el futuro de nuestra profesión. Esto nos llevó a que Salvador Simó y yo les invitásemos a  contribuir con una serie de cinco capítulos desde Sudáfrica en nuestro primer libro “Terapia Ocupacional sin Fronteras I: Aprendiendo del Espíritu de los Supervivientes”. A continuación, el término se incluyó como uno de los "controvertidos trillizos” (“apartheid ocupacional, privación y justicia") en el primer documento de posición de la WFOT sobre Rehabilitación Basada en la Comunidad.

La WFOT me había invitado a la Reunión de su Consejo que se realizaba en  Ciudad del Cabo (Sudáfrica) para proporcionar antecedentes sobre el proceso que generó esta declaración, aprovechando la coyuntura, OTASA (Asociación Sudafricana de Terapia Ocupacional) me había pedido que presentase una ponencia sobre "apartheid ocupacional" en su Conferencia "Hacer las cosas de manera diferente" (‘Doing Things Differently’) en 2004. Es digno de mencionarse que ambos eventos se llevaron a cabo durante el 10º aniversario de la democracia en Sudáfrica. Allí y entonces estaba Elelwani Ramugondo (una de las colaboradoras de Sudáfrica en el libro “Terapia Ocupacional sin Fronteras – I”); descubrimos sinergias increíbles en nuestras narrativas (ocupacionales) individuales y profundamente convencidos de que estas se podían reforzar mutuamente si nuestros viajes se combinaban. Nos casamos en 2006 y conscientemente decidimos hacer de Sudáfrica el hogar, ahora con  nuestras hijas Masana (casi 5 años) e Isha (casi 3); "hogar" aquí también se entiende en las palabras del escritor Ronald Suresh Roberts “allí donde hacemos lo que importa” (“there where what [we] do matters”).

Estos antecedentes permiten contextualizar mi respuesta a la pregunta “¿Cómo cree que Sudáfrica ha influido en su manera de teorizar y ejercer nuestra disciplina?”.  Mis anteriores compromisos de Terapia Ocupacional habían estado  principalmente basados en proyectos. Creo que era percibido y me veía a mí mismo como una especie de“outsider” temporal. Ahora, pienso y trabajo colectivamente en el marco de la construcción de un hogar, no sólo para nuestra familia, sino también de una manera  comprometida para todas las personas que viven en Sudáfrica aumentando nuestras responsabilidades y aguzando nuestra atención hacia ellas.

Basado en la evidencia empírica, este país o mejor dicho, África como continente, es la “cuna de la humanidad ". Podéis recordar el concierto de apertura de la Copa Mundial de la FIFA en Sudáfrica el pasado año (sí, España derrotó a Holanda, no necesito que me lo recuerden), durante el cual el Nobel de la Paz Desmond Tutu expresó su gran mensaje de "WELCOME HOME" (“Bienvenidos al hogar”) a los participantes y espectadores de todas las naciones del mundo.

Entonces, ¿Qué tal si nos aproximamos a la comprensión y la práctica de la terapia ocupacional, a su concepto central de la “ocupación humana” desde esta visión a lo largo de la historia, yuxtaponiendo la que ha dominado estrechamente la “modernidad occidental” acerca de quiénes somos y qué podemos llegar a ser?

Quizá, teniendo en cuenta “las epistemologías del Sur” de las que habla Santos podamos abrir perspectivas y oportunidades para estudiar y aplicar las ocupaciones que la gente experimenta en la afirmación de su humanidad como una de nuestras principales preocupaciones y aportaciones a la sociedad.

Una entrevista realizada y traducida por Daniel Emeric y Pablo A. Cantero

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01 septiembre 2011

 

El terapeuta ocupacional que inspiró a Pedro Almodovar


El próximo viernes se estrenará, cuatro meses después de su paso por el Festival de Cannes, la nueva y esperada película de Pedro Almodovar, “La piel que habito”. Protagonizada por Elena Anaya y Antonio Banderas, narra la historia de un eminente cirujano plástico que desde que murió su mujer quemada en un accidente de coche se interesa por la creación de una nueva piel con la que hubiera podido salvarla. Doce años después consigue cultivarla en su laboratorio, aprovechando los avances de la terapia celular. En su trabajo número 18, Almodovar se inicia en el cine negro, un género cinematográfico que no había recorrido hasta ahora.


La nueva película del reconocido director manchego está basada en la novela “Tarántula”, publicada en el año 2003 por Thierry Jonquet. Lo que pocos saben es que este escritor francés, uno de los máximos exponentes de la novela negra contemporánea en Europa era terapeuta ocupacional. Mejor dicho, un “ergoterapeuta”, la denominación que reciben los profesionales de la Terapia Ocupacional en el país galo. Jonquet se licenció en Filosofía y durante varios años estuvo realizando numerosos trabajos de baja cualificación. Pero un accidente con su coche transformó su vida. Durante el tiempo de convalecencia, conoce la Terapia Ocupacional y decide formarse en esta disciplina.

Su trabajo se va a convertir en una fuente inagotable de recursos para construir sus historias. Contaba el escritor que convertir sus vivencias, sus sentimientos, sus experiencias en ficción fue uno de los caminos que eligió para escapar de su propia biografía. Comenzó trabajando en un Centro Geriátrico. En ese ambiente comienza su obsesión con algunos de los temas que van a ser constantes en su obra: el aislamiento, la confinación, la humillación por parte del personal, la muerte o el sufrimiento. Con esos mimbres teje su primera novela, “Le bal des débris” (El baile de los despojos) publicada en 1984. Años después al recordar esta etapa de su vida en una revista literaria lo hacía utilizando las siguientes palabras: “Aparcábamos a los pequeños ancianos, esperando a que muriesen. Mi vida profesional se confundía con mis lecturas: negro, verdaderamente negro”.

Thierry Jonquet seguirá trabajando en el ámbito hospitalario durante varios años más, primero en un dispositivo psiquiátrico y más tarde en un centro destinado a la rehabilitación de niños con amputaciones congénitas. Esa experiencia la trasladaría a “Mémoire en cage” (Memoria enjaulada) en la que describe a los residentes como "monstruos sin brazos ni piernas, un concentrado de horror".

Cansado del trabajo en el ámbito clínico se decanta por otro tipo de experiencia laboral y es contratado por el Ministerio de Educación donde comienza a desempeñar su labor profesional en el ámbito comunitario en una barriada de las afueras de París.

Thierry Jonquet falleció en 2006 a los 55 años de edad. La muerte, la locura, el horror y la pobreza inspiraron sus libros, escritos como vía de escape a la angustia cotidiana. Para él nada es casual: "Nunca he creído en el azar. Era yo el que se sentía atraído, como un amante, por esos entornos maléficos". El estreno de “La piel que habito” puede ser un buen momento para recuperar algunos de los pocos libros que se han traducido de nuestro “compañero” Jonquet.

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